La luz está cara. Es una noticia que raramente cogerá desprevenido a ningún lector. Los hogares, comercios e industrias verán incrementada su factura a final de mes hasta un 25%. Pero, ¿cómo afectará esta escalada de precios a los establecimientos hoteleros?

La cuesta de enero este año ha sido más traumática para la mayoría, siendo la luz el principal causante de los quebraderos de cabeza de los españoles. La escasez de lluvias y las bajas temperaturas han provocado que sea más cara la producción de energía, lo que se ha traducido en un aumento en los precios que se marcan en las subastas entre productores de electricidad y comercializadoras.

Según datos del operador de mercado OMIE, durante el primer mes de 2017 la electricidad pasó de un precio de 51,09 euros por megavatio-hora (MWh) en el mercado mayorista a un máximo de 91,88 €/MWh, alcanzado el 25 de enero. El promedio del mes, por tanto ha sido de 71,49 € por megawatio, mientras que en enero de 2016, el precio medio fue de 36,53 €/MWh.

Precio medio de la luz en España enero 2017

La tarifa que más se está viendo afectada por los vaivenes en el precio es la conocida como Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), destinada a los consumidores que tienen contratada una potencia inferior a los 10 kilovatios. Es decir, afecta especialmente a unos 12 millones de hogares. Sin embargo, es interesante conocer qué impacto tiene en la industria que está ejerciendo como motor de la economía, es decir, el turismo. Y más concretamente cómo influye en la gestión de costes de los hoteles.

¿Cuánto consumen los hoteles?

Según datos del programa europeo Pyme Energy CheckUp, sólo el 11% del total de energía consumida en España corresponde al sector servicios. Dentro de los subsectores, los restaurantes y hoteles consumen un 4%. En definitiva, frente a la creencia generalizada de que son grandes consumidores de energía, los establecimientos hoteleros sólo representan el 0,04% del consumo energético total del país.

Consultado por Tourinews, Antonio Tapias, socio fundador de HCC-Hotel Cost Control da cifras concretas sobre costes monetarios: “Para un hotel vacacional tipo, con unas 250 habitaciones que abre sólo en temporada, el coste energético no es más de un 3% sobre el volumen de ingresos”. Aunque matiza que este porcentaje no se debe a un bajo consumo sino al rendimiento: “Sí, consumen mucha luz, pero están llenos y están produciendo constantemente”.

En concreto,  y según información de Pyme Energy CheckUp, los alojamientos españoles consumen una media de 300kWh/m2.

¿Qué áreas son las que más consumen?

Para satisfacer las necesidades y expectativas de los clientes, los establecimientos turísticos han incrementado la cantidad de servicios disponibles, siendo algunos de ellos como la climatización, estándares del sector. Para mantener estas ciudades en miniatura se usa electricidad en refrigeración, calefacción, agua caliente, iluminación, cocinas y buffet, servicios de lavandería, ascensores, equipos de oficina y bombas de piscinas, entre otras.

Refrigeración y calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) son los principales usuarios de la energía en un alojamiento modelo, acaparando hasta el 65,6% del gasto energético (41,6% y 24%, respectivamente). 

Distribución gasto de los hoteles por áreas

De forma muy lejana, con un 11% del total, les sigue la iluminación, siendo las zonas comunitarias las que tienen un mayor peso. No obstante, tal y como señala Tapias, “las zonas comunitarias, si son exteriores, consumen poca luz”.

¿En qué hoteles se consume más?
En este momento, es necesario entender la diferencia entre los aspectos que provocan que algunos hoteles requieran más energía para funcionar y los factores que influyen en que el aumento del precio de la luz tenga mayor impacto en algunos establecimientos que en otros.

El consumo de energía del sector depende principalmente de la situación geográfica, las condiciones climáticas, la edad del edificio y sus instalaciones, así como de la categoría y el tipo de servicios que ofrece.

Y es justamente la categoría uno de los elementos clave a la hora de disparar la cantidad de energía consumida. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2014 España contaba con 13.135 establecimientos vacacionales. El 70 % pensiones y hoteles de dos o menos estrellas y el 30% restante compuesto por los que tienen o superan las tres estrellas. Y es en este último grupo en el que hay que centrar la atención puesto que concentra el 76% del consumo energético del sector.
Es decir, un tercio de los hoteles del país acapara más del 75% de los recursos. Aunque también hay que decir a su favor que un 72% de las plazas hoteleras de España las aportan los alojamientos de tres y cuatro estrellas.

¿Y a qué hoteles les afecta más la subida?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es obvio deducir que no a todos les afecta de igual manera la subida de la luz, y en este caso sí que es una cuestión de tamaño. Así lo sostiene Jorge Marichal, presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel):  “Al final depende del consumo, pero está claro que cuanto más pequeño sea el hotel, mayor impacto puede tener en la cuenta de resultados. Tienen menos elasticidad y, sobre todo, cualquier incremento tiene mayor impacto en sus cuentas”. 

Por su parte, Antonio Tapias diferencia entre los distintos tipos de grandes resorts: “Si el hotel es muy grande y tiene que mantener más zonas comunitarias, donde tiene un gasto fijo de luz, y no genera mucho ingreso, el impacto de la subida es muy superior al de un hotel vertical de 500 habitaciones que apenas tiene zonas comunes”.
Marichal argumenta que pese a que el elevado número de habitaciones en los hoteles grandes agrega mayor peso al gasto, “también los ingresos son proporcionales” mitigando los efectos del incremento de precios. Justamente, hace referencia a un elemento clave: la ocupación. Pese a lo que pudiera parecer, no tiene tanta influencia en el nivel de consumo, pero es clave para rentabilizar el gasto en luz. 

“Un hotel que sea muy grande, con mucha zona comunitaria en el interior, que esté en regiones con un clima muy cálido (aire acondicionado) o muy frío (calefacción) y que tenga la maquinaria encendida todo el día (que esté ocupado)”, esta es la descripción del establecimiento modelo que más se vería afectado, según Antonio Tapias.

¿Perjudica al sector hotelero?
El consultor estratégico especializado en hoteles, Antonio Tapias, cree que no se dejará sentir: “Si sube el kilovatio tampoco es tanto el impacto, si lo hiciese la cuota de suministro, sí”.

Sin embargo, aunque los porcentajes sean “pequeños”, existe un impacto real, así lo cree Jorge Marichal: “Desde luego que afecta. Los suministros son una parte importante de la cuenta de gastos y desde luego que esta subida sí que influye. En concreto, se produce una pérdida de competitividad en las empresas”. Por ello, anima al Gobierno a intervenir, ya que “tiene el deber y la responsabilidad de controlar el sistema”.

Eficiencia energética

No obstante, más allá de la regulación gubernamental, el presidente de Ashotel cree que los hoteleros deben tomar medidas por su cuenta puesto que “el precio de la luz depende de la lluvia, el viento o del coste del barril de petróleo, cosas que no están en nuestras manos y que pueden hacernos perder competitividad muy rápido”.

La mejor solución es estar preparado, y muchos han hecho los deberes previamente. La eficiencia energética se ha convertido en una obsesión para el sector. En palabras del propio Marichal, “estamos mucho más preparados que hace unos años.” Añade que “con la ayuda de instituciones públicas” y a través de “diversos programas”, han sido capaces de mejorar. Sin embargo, avisa: “Es un tema que se tiene que tomar mucho más en serio, sobre todo, en lugares como Canarias donde tenemos unos recursos naturales muy importantes y que por el mal hacer de algunos políticos vamos retrasados”.

A un cliente no se le puede pedir que no derroche recursos, como sí se suele recomendar en edificios públicos como instituciones de enseñanza. Hacerlo sería romper ese ambiente despreocupado que caracteriza a las estancias vacacionales. Por ello, en los establecimientos hoteleros, todo está pensado para gastar poco sin que los huéspedes lo noten.

Entre las diferentes apuestas por la eficiencia energética destaca que cada vez más establecimientos vacacionales cuentan con centros de transformación. “Ellos no compran la electricidad en baja tensión como los hogares, sino que la compran en media a un precio mucho más bajo y la transforman”, explica Antonio Tapias, “es algo que hace la mayoría de hoteles grandes por lo que la subida les va a tocar de refilón”.

De hecho recomienda la implantación de este tipo de sistemas: “A los establecimientos con cierta entidad, a partir de 100 habitaciones,  les vale pena tener una estación de transformación, aunque depende de la situación geográfica y de si puede o no colocarla”. Aunque advierte: “tiene unos gastos añadidos como el mantenimiento, las revisiones anuales o el organismo certificador”, pero aún así, es más conveniente, porque “el precio de kilovatio en media se paga más bajo".

Y no es sólo una cuestión de la propia electricidad en sí, los resorts innovan en otros aspectos como el almacenamiento y la distribución del agua caliente sanitaria (ACS), manteniendo las calderas en funcionamiento constante y almacenando el agua en tanques de acumulación. También se controla la climatización mediante sistemas centralizados y no con aparatos individuales mediante sistemas Fan-Coil. Se tiene una planta de aire acondicionado muy grande que reparte agua fría por todas las habitaciones y en ellas un ventiloconvector permite al cliente regular la temperatura con sistema un termostato. A todo ello cabe sumarle el uso de bombillas LED o la implantación de sensores que regulan la iluminación en las zonas comunitarias.

Era el mejor y el peor de los momentos

Pese a todas las medidas de eficiencia energética, un aumento en el precio del suministro eléctrico es malo en cualquier momento. Sin embargo, este llega en un momento dulce para la industria vacacional: “Ahora se da la casualidad de que estamos con unas ocupaciones muy altas por lo que no es tan desgraciada la subida. Sin embargo, a medio o largo plazo puede hacer mucho daño”, asevera Marichal.

El presidente de la patronal canaria cree que la amenaza se puede producir en los próximos años: “En cuanto la demanda actual, que es muy buena, baje, las subidas de la luz pueden ser muy preocupantes”. 

Es aún más reseñable, que esta escalada de precios ha sorprendido a la mayoría de los destinos españoles, menos a las Islas Canarias, cerrados o en temporada baja. Para los canarios, sin duda, ha llegado en el mejor momento puesto que están altamente ocupados; los hoteles que cerraron han tenido la misma suerte, puesto que sólo pagan la cuota de suministros. Por el contrario, aquellos que mantuvieron sus puertas abiertas con la intención de alargar la buena racha durante la temporada baja han recibido un duro golpe. 

Parafraseando a Dickens, ‘Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos’, el tiempo dictará si los hoteleros se aprestaron a hacer los deberes tras este primer aviso.