El célebre fundador y CEO de la aerolínea de bajo coste Ryanair ha decidido reducir en medio millón de plazas las rutas con destino y salida en Tesalónica. Lo hace en respuesta a los retrasos en las obras de las pistas de despegue del aeropuerto de la localidad, pese a las promesas del Ministro de Turismo heleno de que los trabajos concluirán en el plazo acordado.

Las desavenencias entre el gigante de la aviación y el Gobierno griego vienen de largo. Desde mediados del año pasado, O’Leary lleva amenazando con reducir sustancialmente el número de vuelos a Grecia en respuesta a los intentos del ejecutivo heleno de imponer a la aerolínea un impuesto turístico más favorable para la Administración griega, sobre todo en temporada baja.

El contexto inmediatamente precedente a esta situación era el de una promesa realizada al país por la aerolínea, según la cual, si se reducía el importe de los impuestos aplicados allí a la compañía, esta se comprometía a aumentar el número de turistas que visitan Grecia en nada menos que cinco millones.

En el otoño de 2016, el representante de la compañía David O’Brien declaró que las tasas en Grecia eran tan inusitadamente altas que, para empezar, la compañía iba a dejar de volar al aeropuerto de Kos en 2017.

Con hasta 350 aeronaves en servicio, O’Leary está acostumbrado a ejercer medidas de presión para lograr, en los distintos países de destino, condiciones económicas más ventajosas para su compañía. Por otra parte, es un hecho que las tasas aeroportuarias en Grecia están entre las más altas de Europa