Se ha celebrado en Madrid el llamado “Summit Shopping Tourism and Economy”, en lenguaje sencillo ‘Reunión sobre Turismo de compras’. En él, se ha presentado un estudio realizado por la consultora EY titulado "Mitos del Turismo en España” con el que se nos intenta convencer de que las creencias dominantes en el sector están basadas en falsas premisas, mediante la técnica de crear la historia para después desmentir lo que uno mismo ha creado. 

Los mitos, resumiendo son: Somos un destino líder, con una propuesta de valor única, que crecemos en el mercado internacional en el que captamos clientes con alta capacidad de gasto y que el nuestro es un mercado prioritario en viajes a Europa desde mercados lejanos. El turismo sería clave para España, que está preparada para este crecimiento con una oferta que gusta a todos.

La realidad, según EY, es que nuestra imagen está ligada al sol y playa al fútbol y a los toros; que la promoción es escasa y descoordinada; que captamos una cuota mínima de los turistas de larga distancia- sólo el 1,2% del total; que estamos muy alejados de Francia o Gran Bretaña en el turismo de compras que procede, sobre todo, de China; que la conectividad es escasa; y que nos falta mucho para poder acoger dignamente un turismo de alto consumo.

Para ello piden una nueva orientación de la marca España, un cambio de mentalidad en la gestión del destino y un mayor compromiso e inversión. Resumiendo: que se gasten menos en promover nuestros destinos de sol y playa en los grandes mercados europeos y que  esos recursos se desvíen a la captación de turistas “de calidad “, es decir, los procedentes de China y otros mercados lejanos donde las compañías detrás de este estudio, el Corte Ingles, Iberia, y la Comunidad de Madrid tienen puestas sus esperanzas.

Por supuesto,  están cumpliendo con su obligación de intentar obtener el mayor rendimiento de los recursos públicos disponibles para ellos y ejercen muy bien su trabajo lobista puesto que los medios de comunicación recogen su ideología. Sin embargo, en mi opinión hay otros mitos -los de verdad- que nos harían ver las cosas de otra manera:

Somos el tercer país del mundo en turismo

Por supuesto, estamos detrás de Estados Unidos, pero no de Francia en ingresos y pernoctaciones.  Muchos visitantes alemanes que pasan por el país galo lo hacen camino de España, mientras que en él realizan una sola pernoctación, en España acumulan más de 10, suponiendo un mayor gasto.

Ciento veinte millones de turistas chinos viajan al extranjero

El 70% por ciento van a la otra China: Hong Kong, Macao, Taiwán, donde no hace falta pasaporte; otro 20% al sudeste de Asia  sin  visado; y sólo el 6%  va a Europa o Estados Unidos. Es decir, el mercado emisor turístico chino es todavía muy pequeño a nuestros efectos. Crece rápido, pero ese crecimiento se distribuye proporcionalmente.

Este año vendrán a España 400.000 turistas chinos y en el año 2020, un millón de acuerdo con el Plan China de 2010. La realidad es que, según los datos chinos y de otras fuentes, no llegan ni  a la mitad, unos 60.000 en vuelos directos y una cantidad similar a través de otras conexiones.

Cada turista chino gasta en cada compra 650 euros, lo que un inglés en una semana

Es posible que algún turista chino, muy pocos, gaste esas cifras, pero la mayoría son de clase media y cuidadosos con el gasto. Es cierto que gastan mucho más en compras que en alojamiento, pero su gasto está concentrado en Madrid y Barcelona-un 90%- por lo que no aportan prácticamente nada al resto del sistema turístico español. Los británicos harán este año cerca de 17 millones de visitas. De ellas, unos tres millones son de “turistas de calidad”, que gastan mucho más que el promedio del turista chino, como se puede comprobar en los hoteles de cinco estrellas de Ibiza, Mallorca, Tenerife o Marbella. En total los chinos gastan en España menos que los argentinos y veinte veces menos que los británicos.

El turismo de sol y playa es de bajo consumo frente al de países lejanos que es de “calidad”

 

Las enormes cifras de turistas que recibimos son un fiel reflejo de las sociedades de las que proceden, con una mayoría de clase media y como tal consumen. Si cambiamos el modelo centrándonos en los mercados lejanos y en el turismo cultural mejorara notablemente la rentabilidad.

Lo cierto es que tenemos un modelo altamente eficiente que necesita un continuo ajuste para mantener la competitividad, como de hecho está ocurriendo en los últimos años.

Nuestra propuesta de venta única es clara: destinos con buen clima, cercanos a los mercados de origen a buen precio. Secundariamente está muy bien que  algunos destinos como Madrid y Barcelona capten clientes procedentes de Asia, pero no a costa de olvidarnos de donde nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro.